En 2020, nuestra empresa necesitaba experimentar una profunda transformación para poder crecer, una transformación que cambiase la forma en la producimos los envases para sus productos. Siguiendo esta lógica, el año pasado invertimos 1,4 millones de euros en las instalaciones y el equipamiento de Neuroplast, una cantidad considerable para una pyme. Pero lo cierto es que las inversiones son una fuerza más que necesaria a la hora de impulsar el crecimiento de una empresa. Estos cambios, previstos para poder continuar satisfaciendo todas las necesidades de nuestros clientes, fueron al mismo tiempo progresivos e innovadores y se aplicaron a todos los aspectos de nuestra actividad de procesamiento de plásticos. Evidentemente, el área de actividad que más se vio afectada por estos cambios fue la de producción, pero hubo muchas otras que también se beneficiaron del impacto positivo de estas mejoras.
Los proveedores de calidad necesitan las herramientas adecuadas para desempeñar su trabajo
Esta renovación comenzó con la adquisición de nueva maquinaria procesadora de última generación, que nos ayudó a incrementar tanto nuestra calidad como nuestro volumen de producción. Los efectos positivos quedaron patentes desde el primer momento, ya que la capacidad de aumento de producción que nos proporcionaron estas mejoras permitió que nuestro equipo comercial pudiese aprovecharla en nuevos negocios. Además de esto, nos esforzamos al máximo para remodelar nuestras instalaciones y mejorar el control medioambiental hasta conseguir que toda nuestra producción de inyección y de moldeo por soplado se ejecute totalmente en entornos ISO 7 e ISO 8, una mejora que se ha visto reflejada en todos nuestros productos.
Por otra parte, hemos reformado y automatizado por completo nuestro almacén, añadiendo más capacidad y reduciendo el espacio asignado para mejorar la localización y el envío de productos. Asimismo, el almacenado y suministro de materias primas también están ahora automatizados, un avance gracias al cual hemos conseguido mejorar los índices de consumo de energía, la ergonomía de los operarios y la eficiencia del almacenaje de productos acabados, además de reducir la probabilidad de contaminación en un futuro, un aspecto crítico de nuestro compromiso con el abastecimiento a la industria farmacéutica.
Por último, pusimos en marcha una solución energética destinada a generar la mayor parte de la energía necesaria para nuestro consumo. Con una capacidad instalada de energía solar dedicada de 630 kWp, nuestra planta cumple ahora con las condiciones necesarias para poder cubrir las necesidades energéticas del procesado de plástico y de la refrigeración de las instalaciones a un precio más reducido, pero, lo que es más importante, en combinación con las diferentes mejoras aplicadas a nuestra gestión energética, hemos conseguido reducir de forma considerable la huella ecológica de nuestra producción y nuestros servicios.
El mejor equipo para la mejor plantilla
Como siempre, nos gustaría hacer hincapié en que, sin el esfuerzo de nuestra fuerza de trabajo, estas mejoras no tendrían el impacto positivo en nuestra actividad que podemos ver hoy en día. El importe final de estas iniciativas ascendió a un total de 1,4 millones de euros, invertidos en nuevo equipamiento y en la renovación de nuestras instalaciones, pero el trabajo de nuestros empleados para adaptar estos cambios a nuestras necesidades y aplicarlos a nuestros procesos industriales estándar es algo que no podemos ignorar. De hecho, este ha sido un año muy complicado, pero, gracias a la fe depositada en nuestro equipo y a la increíble respuesta de nuestra plantilla, conseguimos hacer que 2020 se convirtiese en un año de referencia para nuestro crecimiento, un año de renovación para Neuroplast, destinado a servir a los que más nos apoyan: nuestros clientes.